Me quedan seis teclas por hablar
-o simular escribir-
Ese ejercicio de dedos tercos entre la quietud del smartphone
y la amplitud del quijote.
Me levanté temprano, en las cincos
a hacerle un poema a la vida
pero la vida no se me escribía interesante
así que, sumergimos el diccionario
entre versos alcohólicos
y lamentos clásicos de las cincos.
La siguiente patita siempre
siempre
será de quien me regala esta visita
y de los versos que venía pateando.