martes, 13 de junio de 2017

piso

albergué tus pasos, todos tus pasos.
te cuidé cuando estabas borracho.
estuve contigo en todas tus fiestas,
todas tus citas
todas las frías tardes que llorabas
cuando te frustraste,
cuando te salió.
Y tú, por tu parte,
lo único que has hecho por mí
es darme, de vez en cuando, alguna fria caricia
bajo el aliento del fusil
con la misma vieja escoba sucia de siempre.

techo

el mismo techo que me vio llegar, que miró la maleta cuando la desarmaba.
el que me sabía ver dormir ebrio en el sillón, el que me arropaba en su panza,
que me dejaba volar con la vista por horas...
me confesó el otro día
que me vio hablarle a una audiencia de fantasmas,
que tenía historias mías a la venta.

la loza no es siempre la loza, sino un ciego autocinema
donde protagonizo entrevistas y hazañas
y las peleas que no le gané a los jefes,
y las palabras de amor en conserva.
pues la boca está diseñada para avergonzarme
y el techo, el mismo techo pecho de loica
del cual yo era su hijo pródigo
me quiere delatar con los civiles.

No alberga arañas, ni hollín,
ni deudas, consejos o "te amos"
ni las humedades de la sor teresa
pero tiene ojos que miran,
como arquero, como la mona lisa
y, a veces, me amenaza.

espejo

soy
diecisiete latas vacías
un océano de palabras mudas
el humo que baila de cada cigarro.

soy la rabia, soy la incontenible lágrima, la viuda desolación
las tarjetas de navidad que quedaron en el buzón
las sábanas que devoran todos los fluídos.

soy el agua sucia, el automatismo del trabajo
las huellas de todos los zapatos
el grito de todas las bocinas de la ciudad.

soy la culpa, la que curva cada espalda
el sueño húmedo de alguna degenerada
la piedad que grita cada sentenciado.

soy las luces que olvidaron apagar
los dientes que no se lavaron de noche
los labios que olvidaron besar la frente.

soy todos, menos yo.

Latas

doce latas, doce letras mal usadas
aplastadas por la suela, contra el suelo
como cometas cometen comerse el asfalto
enterrarse hasta las raíces de la tierra
enraizarse, enrabiarse con ellas

doce latas, pobres doce latas
lateadas de tanta palabrería
latinas golpeadas versus latifundistas
gritando "qué lata", tratando de comerse la rabia, la lata,
lo latera que pueden ser las letras

doce latas, y dirás trece
sólo por saberme fuera del conteo

basura

Al menos una hora intentado correrme la paja, estaba destinado a ser un viejo indecente.
de esos que andan en el metro mirando faldas, de los que tienen toneladas de pornografía adolescente.
mientras era jóven, no había problema, son "hueás de la edad" decían.
pero sabía que nunca se me iba a pasar.
Descubrí por serendipia que toda hoja es un pequeño balde de vómito.
A veces me sobran tantas palabras que podría usarlas para hacer un banquete, lástima que todos quedaríamos con hambre.

piedras

las piedras que se me cruzaron entre cada paso
que dí
me hablaron en secreto de mis pasos.

Entendí lo mal que caminaba
cuando, en un intento de vuelo,
tropecé con mis propios pies.

Fui entonces todas las piedras
y miré todos mis pasos;
y me vi tropezar no una ni mil
si no todos los pasos
con mis propios pies.

Debería decir "contra";
pero mis pies y mis pasos
son como hijos lejanos
de todas mis piedras.