miércoles, 8 de septiembre de 2021

Despoetrizado

 Y ahora ¿Qué más queda?

Ya tomé vino hasta que el mundo cambió
con su gravedad y todo.

Ya rompí las teclas que me tironeaban de las uñas
para vomitar las pocas palabras que me desayuné.

Ese saxo roto pasó a ser un caos de ruido y bronce
y, la verdad, ya nada me importaba tanto tampoco.

Quizás quería hablar más de los sentimientos
entonces la hoja se volvió una pistola
y me amenacé para ser más abstracto
pero no pude ser menos que el áspero aire.

Quiero convencerme de que no lo perdí todo,
de que aún hay palabras que se arrastran antes de caer
en la licuadora del olvido

y las sábanas

y los pitos

y la paja.