sábado, 24 de noviembre de 2018

Sábado al fin

Estoy entusiasmado.
En un par de minutos, comienza mi descanso
Trescientos infinillones de fraccionécimas de segundos
Acostado, disfrutando del nada que hacer.
A ver cómo danzan las pelusas invisibles
O a ver el impresionismo de los párpados pisados
A olvidar los ladridos, los camiones
Las pisadas por millones
El coro demencial de los todos
Y los espectros con audífonos.

El tiempo es mal amigo del laburo
Te confunde las semanas con los siglos
Te pasa las horas por misas de funeral

El ocio es el pecado del mundo actual.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Licencia

Puedo, con el poder de un juicio
Invitar a las palabras esperadas
Violentas como el salario mínimo
O bien dulces como el perdón
Para ametrallar con mi repudio
A la piedra de Sísifo
De las cuarenta mil horas semanales.

Todo para roer un pan en las noches
Con sabor a lágrimas de tedio
Y la infinita cuenta del agua
Qué es un techo, si no una plaza con ventanas!

Cuando cae la noche
Y el músculo grita por las sábanas
El techo habla de las cosas más extrañas.
Mas toda la violencia
De los techos y las plazas
Se disipa con estruendo
Con el rugir de la mañana
Contra ese deseo infame
De asfixiarme con las sábanas
Y las cuarenta mil horas semanales!